martes, 21 de octubre de 2014

INTERVENCIÓN EN LA SESIÓN 295 DE LA ASAMBLEA NACIONAL


Acabamos de escuchar en la exposición de motivos del proyecto de resolución que estamos debatiendo, una breve, concisa y clara reminiscencia de lo acontecido aquel 18 de octubre de 1977.
Es uno de los pasajes muy dolorosos de la historia de nuestra Patria, y en especial para el movimiento obrero y de sus luchas por alcanzar el reconocimiento de derechos, su garantía y su efectivo cumplimiento.
Mirando nuestro pasado, quisiéramos pensar que lo ocurrido aquel 15 de noviembre de 1922 solo estuvo en la mente e imaginación del gran Joaquin Gallegos Lara, que nos regaló esa obra célebre “Cruces sobre el Agua”, pero no es así, esos hechos oprobiosos mancillaron la dignidad de nuestro pueblo y de nuestros trabajadores.
Como sociedad no aprendimos las lecciones, porque nos acostumbramos a mirar de reojo estos crímenes y atropellos, porque fueron perpetrados en contra de trabajadores, tan es así que la historia se repitió cinco décadas después con la matanza de más de un centenar de trabajadores en el Ingenio Azucarero Aztra, en las entrañas de mi querida provincia de Cañar.
Ese mirada de reojo se manifiesta, entre otros aspectos, cuando la sociedad ecuatoriana justificó a la dictadura que nos gobernó calificándola como blanda, al compararla con las criminales que gobernaron al sur del contienente, y yo me pregunto, ¿acaso esta matanza a los trabajadores en La Troncal no debe llenarnos de estupor?, ¿acaso esta sola matanza es más que suficiente para que condenemos con energía y voz firme a esa dictadura y esos hechos?, al tiempo de exigir que se esclarezca la verdad, se conozcan los nombres y apellidos de los pepetradores, que sean ajusticiados y condenados; y, por supuesto, sean reparadas las víctimas, sobrevivientes y sus respectivas familias.
Si antes no sacamos lecciones, ahora es el momento, no solo para que nunca más se den atropellos y hechos de barbarie, sino, sobre todo para que en la construcción de una patria más justa y equitativa, se respeten los derechos de los trabajadores y trabajadoras y que se sigan abrigando conquistas laborales, que, en definitiva, constituyen el rostro de una sociedad más inclusiva, respetuosa que se organiza y vive en un verdadero estado constitucional de derechos y justicia.
Creo firmemente, al igual que los compañeros y compañeras de la Comisión de los Derechos de los Trabajadores y la Seguridad Social, que esta es una manera apropiada de rendir un justo homenaje a los trabadores asesinados aquel nefasto 18 de octubre de 1977, por lo que me sumo a lo que han manifestado mis colegas de bancada y solicito, como asambleísta de la provincia de Cañar que aprobemos esta trascendental y justa resolución.

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