La
historia reciente identifica un importante flujo de compatriotas que
emigraron en la década de los años 50, particularmente oriundos de
las provincias del Cañar y Azuay, como consecuencia de la crisis
generada por la producción y comercialización del sombrero de paja
toquilla; artesanía producida en la región del austro,
constituyéndose en una de las principales fuentes de sustento. Su
destino principal fueron los Estados Unidos de Norteamérica, debido
en parte a las oportunidades que este país ofrecía y por el
aprovechamiento de los contactos que la actividad comercial les había
permitido establecer.
La
crisis económica a finales de los año 90 junto con otros factores
de la sociedad e incluso el avance tecnológico dio lugar a una
migración laboral internacional sin precedentes y ya no proveniente
solo del austro ecuatoriano, sino de todo el país, ampliándose los
destinos hacia países europeos principalmente España e Italia.
En
los últimos años mucho se ha escrito y dicho sobre el fenómeno de
Movilidad Humana de ecuatorianas y ecuatorianos y sobre los
efectos en sus familias y, en general, para la sociedad ecuatoriana.
En el mundo académico se han desarrollado
innumerables investigaciones que han buscado explicar, analizar y
caracterizar el fenómeno migratorio de ecuatorianos/as al exterior,
como también se ha analizado
la importancia para la economía nacional de las remesas provenientes
desde el exterior, al punto de sostenerla en los momentos más
difíciles; y, no podía haber sido de otra manera, se convirtió en
uno de los temas más sensibles y trascendentes de discusión y
debate en el seno de la sociedad y de la política ecuatoriana.
Los
flujos migratorios más recientes relacionados con la crisis
institucional y económica de finales de los años 90, en el
imaginario social se identifican con el colapso del Ecuador de
aquellos años. Se comenzó a utilizar el drama de muchas familias
para tratar de dar algunas respuestas aisladas desde lo público, sin
abordar la problemática en su esencia, como un fenómeno nacional y
social que requería una oportuna, institucional y programática
atención, para atender las diferentes necesidades de los migrantes y
sus familias. Las respuestas que se dieron desde el Estado y desde la
sociedad no fueron ni oportunas, ni planificadas y, por supuesto, no
tuvieron el impacto que se requería para proteger la vida y derechos
de los compatriotas que escogieron, dadas las circunstancias, buscar
formas de supervivencia en el exterior.
Quienes
gestaron el proceso de la revolución ciudadana, liderada por el
compañero presidente Rafael Correa, contemplaron en sus
planes de acción y de gobierno no solo afrontar el fenómeno
migratorio y sus dolorosas secuelas para miles de familias
ecuatorianas, sino, sobre todo, incorporar dentro de las políticas
públicas la restitución de derechos de quienes tuvieron que
emigrar, asumiendo que fue por causas de las desacertadas decisiones
y acciones gubernamentales, para lo cual era indispensable crear la
institucionalidad necesaria para afrontar esta dura y difícil
realidad heredada, y destinar los recursos públicos para
tales efectos.
En
el contexto de los cambios producidos por la Revolución Ciudadana,
es indudable que el tratamiento a los temas de movilidad humana son
dignos de destacarse, tanto desde lo normativo, incluso a
nivel constitucional, como desde la ejecución de diferentes
programas y proyectos de gobierno, que han procurado dar incentivos y
facilidades para promover el retorno de ecuatorianos/as desde el
exterior (administrativos, crediticios, tributarios, etc.). No se
puede dejar de mencionar las acciones importantes que las autoridades
han realizado en los diferentes países en donde la presencia de
ecuatorianos es significativa, como por ejemplo, la
defensa jurídica a los compatriotas en riesgo de perder sus
inversiones y casas, por las ejecuciones hipotecarias en España,
y las que procuran que los beneficios de la seguridad social sean
prestados en forma efectiva.
Es
indudable que si embargo de qué en esta administración se han dado
respuestas gubernamentales para atender a las necesidades y derechos
de los compatriotas en movilidad, a diferencia de los gobiernos
anteriores, falta mucho por hacer y no se debe caer en el riesgo de
que lo hecho es suficiente, desatendiendo otras secuelas que siguen
presentes y es imprescindible atender.
Las
circunstancias actuales exigen que las instancias estatales tengan
plenamente identificadas a cada una de las personas que se encuentran
en estas situaciones de vulnerabilidad descritas, al tiempo que los
funcionarios del servicio exterior deban realizar todas las acciones
que sean necesarias para atender prioritariamente a dichos
compatriotas.
El
Ecuador ha planteado al mundo enfocar la problemática ya no como un
fenómeno migratorio aislado ni como una situación social anómala,
sino abordarlo desde el enfoque de derechos, desde el derecho a la
libre movilidad humana, tal como se encuentra contemplado en los
Artículos 11 y 416 de la Constitución Política del Ecuador.
Uno
de los aspectos en los que hay que ser más incisivos y contundentes
tiene relación con la situación de muchos compatriotas que se
encuentran en situación de riesgo y vulnerabilidad, por varias
razones, y que no pueden tener junto a ellos a familiares por cuanto
los diferentes países no les conceden la visa, ni aún por razones
humanitarias, e incluso personal consular ecuatoriano no ha sido
efectivo y eficiente para atender estas situaciones urgentes.
En
definitiva, falta mucho por hacer, para seguir sensibilizando al
mundo acerca de la corresponsabilidad que a nivel global tenemos
todas y todos sobre la situación peligrosa de quienes emigran a
otros países para mejorar sus condiciones de vida y,
fundamentalmente, sobre la necesidad de responder en forma adecuada
para acoger y proteger en los diferentes territorios a quienes se
encuentren en situaciones en las que es imperativo defender y
precautelar la dignidad humana, aplicando los principios de
solidaridad y reciprocidad.
En
estos momentos en que hay situaciones dramáticas
de niñas y niños que están recorriendo los peligrosos
caminos y senderos para llegar a Estados Unidos y las primeras
respuestas que se están dando son acciones gubernamentales
relacionadas con la captura, maltrato y deportación, es cuando más
debemos enfatizar en la defensa de los derechos de las personas que
emigran a los diferentes países e insistir a nivel nacional e
internacional que estos son temas que requieren cada vez más
atención y de mucha creatividad para encontrar soluciones,
atendiendo a la causa de los problemas más que a sus efectos.
Por
lo anotado, y por respeto a la vida y los derechos de más de ocho
mil ecuatorianos que viven en el exterior en situaciones de extrema
vulnerabilidad, por causa de enfermedades catastróficas,
encarcelamiento y otras, solicito, a ustedes, compañeras y
compañeros asambleístas, que apoyen y voten a favor de esta
resolución que simboliza, una vez más, las acertadas decisiones que
el Ecuador toma y que en el exterior se reconoce y aplaude. Todo lo
que se pueda hacer por los migrantes y sus familias es un reto que
todas y todos globalmente debemos asumir, atender y resolver.
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