jueves, 17 de julio de 2014

INTERVENCIÓN EN LA SESIÓN 285 DEL PLENO DE LA ASAMBLEA NACIONAL


La historia reciente identifica un importante flujo de compatriotas que emigraron en la década de los años 50, particularmente oriundos de las provincias del Cañar y Azuay, como consecuencia de la crisis generada por la producción y comercialización del sombrero de paja toquilla; artesanía producida en la región del austro, constituyéndose en una de las principales fuentes de sustento. Su destino principal fueron los Estados Unidos de Norteamérica, debido en parte a las oportunidades que este país ofrecía y por el aprovechamiento de los contactos que la actividad comercial les había permitido establecer.

La crisis económica a finales de los año 90 junto con otros factores de la sociedad e incluso el avance tecnológico dio lugar a una migración laboral internacional sin precedentes y ya no proveniente solo del austro ecuatoriano, sino de todo el país, ampliándose los destinos hacia países europeos principalmente España e Italia.

En los últimos años mucho se ha escrito y dicho sobre el fenómeno de Movilidad Humana de ecuatorianas y ecuatorianos y sobre los efectos en sus familias y, en general, para la sociedad ecuatoriana. En el mundo académico se han desarrollado innumerables investigaciones que han buscado explicar, analizar y caracterizar el fenómeno migratorio de ecuatorianos/as al exterior, como también se ha analizado la importancia para la economía nacional de las remesas provenientes desde el exterior, al punto de sostenerla en los momentos más difíciles; y, no podía haber sido de otra manera, se convirtió en uno de los temas más sensibles y trascendentes de discusión y debate en el seno de la sociedad y de la política ecuatoriana.

Los flujos migratorios más recientes relacionados con la crisis institucional y económica de finales de los años 90, en el imaginario social se identifican con el colapso del Ecuador de aquellos años. Se comenzó a utilizar el drama de muchas familias para tratar de dar algunas respuestas aisladas desde lo público, sin abordar la problemática en su esencia, como un fenómeno nacional y social que requería una oportuna, institucional y programática atención, para atender las diferentes necesidades de los migrantes y sus familias. Las respuestas que se dieron desde el Estado y desde la sociedad no fueron ni oportunas, ni planificadas y, por supuesto, no tuvieron el impacto que se requería para proteger la vida y derechos de los compatriotas que escogieron, dadas las circunstancias, buscar formas de supervivencia en el exterior.

Quienes gestaron el proceso de la revolución ciudadana, liderada por el compañero presidente Rafael Correa, contemplaron en sus planes de acción y de gobierno no solo afrontar el fenómeno migratorio y sus dolorosas secuelas para miles de familias ecuatorianas, sino, sobre todo, incorporar dentro de las políticas públicas la restitución de derechos de quienes tuvieron que emigrar, asumiendo que fue por causas de las desacertadas decisiones y acciones gubernamentales, para lo cual era indispensable crear la institucionalidad necesaria para afrontar esta dura y difícil realidad heredada, y destinar los recursos públicos para tales efectos.

En el contexto de los cambios producidos por la Revolución Ciudadana, es indudable que el tratamiento a los temas de movilidad humana son dignos de destacarse, tanto desde lo normativo, incluso a nivel constitucional, como desde la ejecución de diferentes programas y proyectos de gobierno, que han procurado dar incentivos y facilidades para promover el retorno de ecuatorianos/as desde el exterior (administrativos, crediticios, tributarios, etc.). No se puede dejar de mencionar las acciones importantes que las autoridades han realizado en los diferentes países en donde la presencia de ecuatorianos es significativa, como por ejemplo, la defensa jurídica a los compatriotas en riesgo de perder sus inversiones y casas, por las ejecuciones hipotecarias en España, y las que procuran que los beneficios de la seguridad social sean prestados en forma efectiva.

Es indudable que si embargo de qué en esta administración se han dado respuestas gubernamentales para atender a las necesidades y derechos de los compatriotas en movilidad, a diferencia de los gobiernos anteriores, falta mucho por hacer y no se debe caer en el riesgo de que lo hecho es suficiente, desatendiendo otras secuelas que siguen presentes y es imprescindible atender.

Las circunstancias actuales exigen que las instancias estatales tengan plenamente identificadas a cada una de las personas que se encuentran en estas situaciones de vulnerabilidad descritas, al tiempo que los funcionarios del servicio exterior deban realizar todas las acciones que sean necesarias para atender prioritariamente a dichos compatriotas.

El Ecuador ha planteado al mundo enfocar la problemática ya no como un fenómeno migratorio aislado ni como una situación social anómala, sino abordarlo desde el enfoque de derechos, desde el derecho a la libre movilidad humana, tal como se encuentra contemplado en los Artículos 11 y 416 de la Constitución Política del Ecuador.

Uno de los aspectos en los que hay que ser más incisivos y contundentes tiene relación con la situación de muchos compatriotas que se encuentran en situación de riesgo y vulnerabilidad, por varias razones, y que no pueden tener junto a ellos a familiares por cuanto los diferentes países no les conceden la visa, ni aún por razones humanitarias, e incluso personal consular ecuatoriano no ha sido efectivo y eficiente para atender estas situaciones urgentes.
En definitiva, falta mucho por hacer, para seguir sensibilizando al mundo acerca de la corresponsabilidad que a nivel global tenemos todas y todos sobre la situación peligrosa de quienes emigran a otros países para mejorar sus condiciones de vida y, fundamentalmente, sobre la necesidad de responder en forma adecuada para acoger y proteger en los diferentes territorios a quienes se encuentren en situaciones en las que es imperativo defender y precautelar la dignidad humana, aplicando los principios de solidaridad y reciprocidad.

En estos momentos en que hay situaciones dramáticas de niñas y niños que están recorriendo los peligrosos caminos y senderos para llegar a Estados Unidos y las primeras respuestas que se están dando son acciones gubernamentales relacionadas con la captura, maltrato y deportación, es cuando más debemos enfatizar en la defensa de los derechos de las personas que emigran a los diferentes países e insistir a nivel nacional e internacional que estos son temas que requieren cada vez más atención y de mucha creatividad para encontrar soluciones, atendiendo a la causa de los problemas más que a sus efectos.

Por lo anotado, y por respeto a la vida y los derechos de más de ocho mil ecuatorianos que viven en el exterior en situaciones de extrema vulnerabilidad, por causa de enfermedades catastróficas, encarcelamiento y otras, solicito, a ustedes, compañeras y compañeros asambleístas, que apoyen y voten a favor de esta resolución que simboliza, una vez más, las acertadas decisiones que el Ecuador toma y que en el exterior se reconoce y aplaude. Todo lo que se pueda hacer por los migrantes y sus familias es un reto que todas y todos globalmente debemos asumir, atender y resolver.

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